jueves, 19 de abril de 2007

REFLEXIONES SOBRE LOS FLECHASTES


He observado que en estos días están de moda los flechastes. Varios hilos en varios foros se interesan por estas piececitas que tanto juego dan.
Pongo algunas reflexiones sobre ellos, basadas en mi experiencia y averiguaciones.
Realismo de los flechaste en los modelos:
Es una de la partes de los modelos que menos realismo suelen tener. Tenemos una idea muy estereotipada en la cabeza de cómo deberían ser los flechastes y esta idea no casa con la realidad. Cuando nos topamos con un barco de verdad, bien réplica, bien tall ship, bien reliquia histórica, nos llaman la atención los flechastes: su grosor, sus nudos, su color, su caída etc.
Grosor:
Muy finos. No he encontrado un grosor canónico para el flechaste, pero debe ser muy fino. Si os fijais en las fotos de los del Victory, se aprecia un grosor finísimo comparado con la jarcia. Esta finura del cabo resulta critica en modelos grandes y nos condena casi siempre a estar fuera de escala. El flechaste gordo es uno de los errores mas habituales en modelismo.
Color:
En contra de lo habitualmente creído, no tienen porque ir en negro embreado. Pueden ir en crudo o un tono de embreado ligeramente mas claro que los obenques. No existe solución canónica en este sentido. Me vuelvo a remitir al Victory: no están embreados.
Nudos:
En los nudos interiores, ballestrinques clásicos. No tienen misterios. El problema suele plantearse con los nudos exteriores. El flechaste suele ir atado en sus extremos mediante una ligada que une el obenque con una gaza del propio flechaste, es decir, habría tres partes: el flechaste, el obenque y la ligada. Esto es virtualmente imposible de reproducir en modelos a escala habitual, lo que hacemos es limitarlo a dos piezas, el flechaste y el obenque, y usar en los extremos otro ballestrinque simple o doble, o algún otro nudo parecido. El problema que suele acompañara a esto es que se produce un abultamiento muy poco realista en los extremos, problema que se agrava si sobresalen “rabos” al cortar el sobrante.
Se puede paliar este defecto, primero teniendo un cuidado exquisito al cortar el rabillo sobrante para que no aflore o lo haga un poco (previamente encolar) y, sobre todo, con el método de la aguja. Este consiste en coser literalmente el flechaste al obenque con lo que el chicote una vez traspasado el obenque quedaría por dentro de la tabla de flechastes y el sistema se asemejaría mucho al real.
Otra cuestión es la protección del obenque en la zona de la arraigada del flechaste. Es habitual que los obenques primero y último, los de los extremos, lleven una pequeña protección de piel o lienzo en donde arraiga el flechaste. No se suele poner en los modelos, yo lo puse en el Húsar y lo cierto es que estoy contento de cómo quedó. Animo a hacerlo.
Y por último una regla de oro para hacer flechastes: siempre hacer los nudos iguales, es decir que todos los nudos estén hechos de la misma manera, no combinar nudos distintos y que todas las gazas tengan el mismo sentido.
Distancia entre flechastes:
La propia para poder subir un hombre a escala del barco, es decir la resultante de convertir a la escala propia del modelo una distancia de entre 30 y 40 cm. Por supuesto esta distancia no variaría en toda la longitud de la tabla, sin embargo, en los modelos por razones estéticas se suele hacer una pequeña trampa consistente en ir, imperceptiblemente, acortando esa distancia a medida que se sube. Es algo que, en mi opinión, mejora el aspecto estético del modelo y que es perfectamente perdonable. No se olvide nunca la máxima de que hacemos modelos y no barcos, que son dos cosas muy distintas.
Caída de los flechastes.
En un barco real suelen tener cierta caída natural. Esta caída. Propia del peso de la cuerda, no se puede dar nunca en un modelo. No aconsejo dejarlos flojos pues nunca se producirá esa caída, sino que cada flechaste adquirirá una ondulación propia estéticamente muy pobre. Recomiendo dejarlos tensos.

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